sábado, 11 de julio de 2015

Esa magia que transmite el tacto de un libro

No es algo nuevo ni rompedor, mucha gente ya ha escrito sobre esa sensación que uno recibe al leer un libro, un libro que puedas sentir entre tus manos, con su portada y el pasar de las hojas. Ese olor a nuevo o a humedad, según prefiráis. Pasar lentamente la hoja con ganas o pena por descubrir que acontecerá en la catarata de páginas. Lo complicado a la hora de intentar explicar esta circunstancia reside en que esa sensación, ese placer de sentir que no hay comparación a leer algo fuera de un libro, es prácticamente imposible de razonar; es algo semejante a lo que ocurre cuando intentas dar sentido al amor; casi cualquier acepción puede acertar pero jamás captará al completo la esencia de la complejidad del amor. Y en este caso son esos pequeños detalles los que se convierten en trascendentales. Puede resultar distinto para cada persona, puede resultar más especial para cada uno de nosotros, pero esa sensación enigmática está ahí, camuflada bajo capas y capas de irracionalidad, algo que se nos resiste a los humanos, creadores de lo racional y sepultadores de lo ilógico.

Me gusta comparar esa sensación, no sé por qué, a contemplar el fuego, ya sea de una chimenea o de una hoguera. Sé que no soy el único que ha sentido algo extraño cuando ha podido observar fuego en frente suya. El fuego tiene la capacidad de abstraernos de una manera que parece descabellada... ¿Cómo algo tan primitivo puede llamar nuestra atención de una forma más potente que los mayores adelantos electrónicos, por ejemplo? Sea como sea, así sucede en la mayoría de los casos. Lo mismo puede decirse a la hora de agarrar un libro y leerlo, ¿qué diferencia lógica existe entre leer un libro a través de una pantalla y hacerlo con un libro antiguo, lleno de polvo y con olor a viejo? Exacto, pensándolo de forma racional y lógica, no hay ninguna diferencia palpable de ello. Tanto la historia, la narración y los personajes son los mismos. No va a haber ninguna variación en cuanto a lo que sucede dentro de ese submundo literario. Pero claro, el mundo de los libros, la literatura en sí, tiene más relación con lo subjetivo y lo salvaje que llevamos dentro. Podría deberse a una sensación de añoranza. Los libros son realidades físicas con muchos siglos de existencia. En lo general tendemos a estimar más aquello que lleva con nosotros cientos de años que lo nuevo que apenas lleva años o décadas. También podría deberse a lo digital y a su capacidad de extenderse por los distintos usuarios a través del globo de una forma idéntica. Un libro, aunque sea producto de una editorial, donde las obras son impresas en cientos de miles de tiradas, es un elemento físico único, no comparte materia con nada más. Aunque sea una copia casi exacta de los otros cientos de miles que existen como él, es tuyo, solo tú lo tienes y por ser tú su dueño ya no es como el de los demás; tú lo posees. Pero, en lo digital no ocurre lo mismo. Si tú eres poseedor de un archivo digital que contenga un libro, este archivo se supone que es al cien por cien igual que el que tienen el resto de usuarios. Aquí el sentido de exclusividad y de único ha desaparecido al completo. Esto al principio puede parecer una causa infantil y necia, pero no hay que olvidar que el egoísmo humano es parte inherente a nuestra personalidad, y que estas pequeñas particularidades son las que llenan ese egoísmo. 

O tal vez se trate de algo que no pueda explicar. Sin duda alguna lo digital es propenso a ser más frío y alejado, en el sentido humano, que lo hecho de materia física. Además nos sentimos más relacionados con lo que podemos tocar de forma real, al ser nosotros, por lo menos ahora, seres en su mayoría físicos. Todo lo digital, aunque es de uso y disfrute de una gran mayoría, no lo entendemos fácilmente. Todos utilizamos Internet a diario pero no conocemos lo complejo de sus tejemanejes internos, a no ser que seas un informático experto. Lo digital y lo humano, aunque relacionados de forma trascendental, son realidades ajenas y al completo distintas. No obstante esto no tendría que ser un impedimento para estimar más una cosa que otra ya que podríamos guardar verdadero cariño a un aparato electrónico o incluso a un archivo digital. Cualquiera de las razones anteriores podría encajar, aunque yo me sigo decantando por lo mágico y misterioso. Desde luego que alguna de estas razones podrían participar de lo mágico, pero es sin duda para mí lo mistérico la razón primordial por la que apreciamos más un libro en su formato físico que digital. Algo nos dice, de forma quizás hasta absurda, que sentir las hojas en nuestros dedos es una razón por la que decidir leer algo a través de las páginas físicas de un libro. Si podéis comprobarlo, hacedlo; solo tenéis que encontrar a un lector habitual y preguntarle: ¿por qué prefieres leer un libro en su formato físico respecto al digital? ... No te sabrán dar una respuesta clara, se limitarán a decir cosas como "porque no es comparable", "porque en lo digital se pierde la magia del libro", "porque no sientes lo mismo". Otra pregunta que os puede aclarar las cosas es la de si prefieren leer un libro digitalmente o tenerlo al lado suyo, la respuesta ya la sabéis.

Me alegra que esto ocurra, indica que todavía son muchos los elementos que nos rodean a los que no podemos dar una explicación clara. Y no es una de las grandes preguntas universales como si Dios existe o qué origen tiene el universo, no, es una cuestión bien terrenal. Alivia saber que no conocemos todo lo que nos rodea, que todavía somos bastante insignificantes; es un gran ejercicio de humildad. Y desde luego también tranquiliza saber que ciertas tradiciones, las buenas, las que dan de comer al cerebro, permanecen entre nosotros. Desde luego que el contenido digital puede ser buen sustento para nuestras mentes, pero el sentimiento de provecho es superior en uno que en otro. Esa fuerza irracional y absurda nos llama más hacia el papel que hacia la pantalla. Es gratificante pensar que algo tan insignificante como un libro, a fin de cuentas trozos de papel y plástico, pueda competir con gigantes electrónicos como los ordenadores e Internet... es un pequeño ejemplo de David y Goliat y un pequeño ejemplo de cómo todo lo que nos rodea se sale de los terrenos de la lógica para adentrarse en una dimensión donde todos, la humanidad en sí, somos aprendices de algo muy superior a nosotros.


jueves, 9 de julio de 2015

Sic transit gloria mundi ... y nosotros mirando al móvil

Sé que voy a parecer un fetichista de las tormentas, quizás lo sea, pero hay algo en ellas que me inspira de una forma indescriptible, aunque hay que decir que en esta ocasión mis reflexiones no serán demasiado elevadas, de hecho, se quedarán bastante pegadas al suelo; serán más mundanas, aunque no por ello menos interesantes. Hace unos pocos días en Logroño apareció una tormenta nocturna bastante potente, de esas que dejan impresión aun teniendo en cuenta lo veloz que sobrevuelan tu ciudad. Digo apareció porque en menos de cinco minutos el techo del mundo se oscureció en plena noche, sí, no es un intento de metáfora de aspirante a poeta mediocre, sucedió así; llegó como, nunca mejor dicho, caída del cielo. Apenas se extendió durante veinte minutos siendo generoso, aunque su ímpetu era digno de recordar. Como ya sabréis la mayoría de los que os dignéis a leer esta entrada, tengo afición a subir vídeos a Youtube, de cualquier cosa, y mi lógica interna me llevó a la conclusión de que era buena idea grabarla para subir posteriormente un pequeño vídeo a Internet, cosa que ha acabado siendo una realidad. Por último sobra añadir a todo esto que, como he dicho al principio de este párrafo, siento verdadera adoración por las tormentas, y me encanta observarlas y deleitarme con ellas; es algo que en verdad me llena.

Tras unos pocos minutos acurrucado al lado de la ventana, en pleno éxtasis de la tormenta, decidí comenzar a grabar. Todo era normal -dentro de que a mis veinte años parecía un niño pequeño viendo a su ídolo-. Pero, a medida que estaba grabando, me dí cuenta de que ese espectáculo que me estaba brindando la naturaleza no lo contemplaba a través de mis ojos, sino que era la pantalla de mi teléfono móvil la encargada de servir como luceros digitales. Me sentí decepcionado conmigo mismo, pues siempre ando recriminando a la gente y a la sociedad en general ese abotargamiento táctil que siempre padecen, padecemos visto lo anterior. ¿Cómo es posible que decidamos vivir un momento a través de una diminuta pantalla y no con todos nuestros sentidos inflamados por la emoción? ¿De qué nos sirve grabar algo si en directo perdimos la oportunidad de sentirlo? Comprendo que queramos mantener un recuerdo, más o menos intacto, de eso que estamos viviendo, pero JAMÁS un vídeo podrá ser considerado un recuerdo. Por mucho que sientas viendo ese vídeo, los recuerdos tienen junto a las imágenes mentales un sin fin de sensaciones imposibles de encontrar en un frío vídeo. Es imposible comparar la satisfacción de experimentar ese suceso de primera mano, de forma plena, a verlo a través de una pantalla con toda nuestra atención dirigida a que "no se desenfoque ni se mueva demasiado". Un vídeo jamás podrá ser un recuerdo, el vídeo pierde demasiados factores esenciales a la hora de crear un recuerdo, al igual que no será semejante el amor que sientas hacia una persona cuando esta te traicione de forma considerable. Y tampoco es factible el intentar vivir el momento y grabarlo; si tu atención se desvía aunque sea solo un poco, ya nada será lo mismo, no conseguirás hechizarte como lo harías sin ningún entretenimiento de por medio. Por eso los grandes recuerdos, me aventuro a decirlo, no los tendréis grabados, al menos así es en mi caso. O si los tenéis grabados, los vídeos resultantes no fueron tomados desde alguna de vuestras manos. Esos son los verdaderos recuerdos, aquellos en los que estás tan ensimismado en lo que está ocurriendo que olvidas al completo lo que sucede alrededor; simplemente quieres impregnarte de ello y regocijarte. Esto se extrapola a casi cualquier situación. Yo he puesto el ejemplo de la tormenta que viví hace unos días, pero podría haber ejemplificado con una persona grabando un concierto al completo o un turista que se limita a echar fotos a los cuadros de un museo sin prestarles verdadera atención. Hacer cosas como las anteriores es arrebatar el alma a esas actividades. ¿De qué te sirve tener la foto de la famosa Gioconda si no os habéis podido mirar fijamente, apreciar la magia de su mirada y de su sonrisa? ¿De qué te sirve grabar el concierto al que estás asistiendo si no puedes levantar los brazos y dejar llevarte con la magia de la música en directo?

No creo que esto se trate de un dilema entre una cosa u otra, los dilemas aparecen cuando ambas opciones son equiparables en sus consecuencias y beneficios, y humildemente creo que en esta ocasión las consecuencias distan mucho de ser semejantes. Tanto los beneficios como los resultados de estas dos formas de vivir la vida se separan en caminos muy distintos. Es como el mal doblaje de una película... puede convertir una gran película en una bazofia. Cada cual puede pensar lo que quiera, pero es indiscutible que cada vez notamos más esta cadencia en nuestra sociedad actual. Queremos, de forma egoísta, mostrar a los demás lo magníficos que somos enseñándoles lo que hacemos en todo momento, olvidándonos de disfrutar en el momento en sí; realizamos todo teniendo en mente que debemos, como una imposición personal, evidenciar lo admirable de nuestra persona. Hay que evitar ser egoístas en esta vida, pero son estos momentos en los que no tenemos que pensar en los demás y limitarnos a disfrutar, no ser dependientes de la atención que nos brinden los demás. No es una petición para erradicar de la tierra vídeos y fotos en eventos importantes para nosotros mismos, sino una recomendación de guardarnos en el bolsillo de vez en cuando el móvil o cámara para poder exprimir de verdad eso que está ocurriendo en frente nuestra, una petición de no ser ciegos que fingen ver a través de una pantalla.

Espero que os haya gustado esta pequeña reflexión, y sobre todo, os haya resultado entretenida. Muchas gracias por leerme y hasta la siguiente ocasión.

viernes, 3 de julio de 2015

Chat Terra... ese gran desconocido

Sí, este blog se supone que era para entradas más loables y literariamente interesantes, pero siempre es bueno hacer excepciones, y con lo que os traigo, lo merece. Supongo que todos conocéis el chat Terra aunque jamás hayáis entrado en él -no os perdéis nada-. Su leyenda es inmensa y perdura en Internet como ninguna otra página web puede. Cuando más joven tenía la sana costumbre de pasar el rato junto a mis amigos en este chat; pasábamos tardes enteras trolleando a gente cuando la palabra "troll" todavía significaba en exclusiva monstruo de grandes dimensiones procedente del norte. Del norte de donde queráis, pero son del norte. En definitiva, era el lugar perfecto para deleitarse con la tontería general del personal, y sobre todo, para admirarse con la desesperación que alcanzaban ciertos individuos. 

Recordando aquellos días de antaño hace unas pocas semanas me dio por volver al chat Terra para observar cómo es el panorama -completamente igual- después de cerca de diez años, que se dice pronto. Subí alguna captura de pantalla a mi Twitter personal, y parece que gustó a ciertas personas, y como ese día no tenía mucho más que hacer, decidí hacer unas cuantas capturas más para subirlas a mi blog en cuanto tuviera tiempo. Ahora lo tengo, así que dejo de escribir para que podáis descubrir conmigo un mundo lleno de ... lleno. No puedo descartar que yo fuese el trolleado, pero oye, de eso se trata la cosa.

Pedrone will be back

Esta la subí a Twitter. Por lástima será algo que solo entenderán los riojanos o las personas muy metidas en la política. Resumiendo, Pedrone era el presidente de la Comunidad de La Rioja, y llevaba veinte años en el poder. Tristemente, en las elecciones pasadas no consiguió alcanzar la mayoría absoluta, y ahora, Don Ceniceros, amigo íntimo de él, es el encargado de sustituirle. Y bueno, como mi cabeza es como es, pues se me ocurrió lo siguiente. Pobrecito, yo también me hubiese quedado así.


PD: Alcandre es un pequeño pueblo de La Rioja. No tiene nada de especial, pero me gusta demasiado como suena al pronunciarlo en alto, por lo que suelo utilizarlo a menudo en cuanto puedo. 

El loco por la Campurrianas

Este es muy simplón, no tiene sustancia. El enlace era un link que abría una foto de unas campurrianas, el hombre no se sació y quiso seguir viéndome los pechos. Algunos aunque les digas que les estás "trolleando" siguen cachondos perdidos. 


Coca cola...

También un poco simplón, aunque la mención a Los Simpons se merece un aplauso.


Ya sabemos cómo empezó a fumar el de Jarabe de Palo

Creo que no necesita explicación.


No nos engañemos, hay gente simpática

Hice la clásica pregunta de: ¿Quién fuma? Y al instante este bienhechor vino a mi rescate para que quedase bien la captura. Aunque sean cuatro gatos, de vez en cuando encuentras a gente normal.


Le jodí el calentón de una manera...

En qué consiste la cosa, en simplemente calentar a un desesperado. Empiezas a decirle cosas guarras, durante un buen rato... y en el momento en el que observes que está a punto de... bueno, os lo podéis imaginar, sueltas esas mayúsculas en rojo que podéis ver en el chat. Casi nunca funciona, porque es muy triste... pero de vez en cuando... No quiero decir que se acojonase, pero sí.


Cantando un poco de Los Gandules

Nada que explicar, canté una bonita canción y no me siguió :( 


¿Machop mejor que Machoke? estás loco

Puso un mensaje en el chat general, y me llamó la atención su nombre, y bueno, nada más que explicar. Algunos, de todas formas, lo que hacen por pasar un buen rato... lo que cuesta meterse en páginas guarras.



Esta es de las mejores que conseguí

Yo tenía una duda muy simple, ¿es verdad que absolutamente todos los pisos modernos tienen poliespán dentro de la pared como aislante? Qué mejor que solucionar mi duda que buscando a un valeroso obrero por el chat general que al parecer anhelaba tetas pequeñas. Esta buena persona me contestó, y bueno, aclaró mis dudas más o menos.



La gente de chat Terra es muy chistosa

Comiéndole la oreja a uno asegurándole que me ponía a tono con los chicos graciosos, le pedí que me contara un chiste. Sublime.



Hay gente legal en chat Terra, aunque no es lo normal

Chat Terra es un nido de pederastas, cada día me cercioro de ello con más seguridad. Pero, de vez en cuando encuentras a gente que deja la conversación si ve que se pone demasiado caliente y se supone eres menor de edad. Además opina que el Club de la Comedia es mierda, por lo que seguro es de fiar. 


No descarto segunda parte en un futuro bastante lejano. No quisiera que el blog se convirtiese en uno de humor, y pretendo mantenerlo cerca de la literatura y la escritura. Espero que os haya gustado la entrada.